lunes, 31 de marzo de 2014

La última oportunidad del hombre gris




La última oportunidad del hombre gris : Todavía queda un momento, al final del día, en el que puedes redimirte de todo lo que habrías podido hacer mejor pero es que : el poco tiempo, o la rutina, o la falta de ganas, o el esto solo lo voy a ver yo, o total para qué, o así es suficiente, o no lo van a valorar, o ya coló la última vez, o nadie ha dicho nada. Todos esos atajos externos que te llevan directo a la versión más gris de ti mismo.

Me reconozco en esa versión cuando abro la nevera poco antes de irme a la cama, en lo que es mero zapeo gastronómico, y descubro que hay flanes. Un lote que ha tardado más en caducar que el interés urgente de alguno de los mellizos por ellos. Cojo un flan, en un gesto que desaprobarían todos los nutricionistas, y decido acumular unas calorías absolutamente innecesarias para provocar una rápida dosis de dopamina.

Es entonces cuando se me ofrece la última oportunidad. Podría coger un plato, sentarme, abrir el flan y volcarlo para ver cómo se desprende lentamente mientras el caramelo líquido lo va cubriendo. Hubiera podido, pero es que.

domingo, 30 de marzo de 2014

El instinto del tenedor



El instinto del tenedor : En el restaurante “The knife”, Lucía abre la bolsa que se ha traído y saca los dos tenedores con los que está tricotando una pulsera a base de gomas. Puestos a elegir, yo preferiría hacer un puzzle de mil piezas con un paisaje nevado a ponerme con el reto de esa pulsera. Ella aprovecha cualquier momento para avanzar: por el esfuerzo que le está dedicando, esta pulsera debería pasar de generación en generación. Con su tranquilo movimiento de dedos con las gomas parece reprocharme que con un tenedor a mí solo se me ocurra buscar un sitio en el que clavarlo. ¿Pero qué otra cosa voy a hacer si delante tengo cuadril, entraña, vacío, y picana?. Con la boca llena, le digo que la pulsera está muy bien pero que aquí hay que dejar que el tenedor desarrolle sus instintos primarios. Aunque lo hayamos domesticado con manualidades, conviene recordarle de vez en cuando cuáles son sus orígenes por si se encontrara con un cuchillo salvaje como los que se usan aquí.

sábado, 29 de marzo de 2014

El principio de la exposición




El principio de la exposición : Los padres hacemos cola a la entrada del Cosmocaixa para la exposición de Pixar. Vamos tan despacio que los carritos que empujamos tienen tiempo de convertirse en andadores. Los niños corren alrededor y hacen equilibrios en la amplia fuente que rodea la entrada sin llegar a caerse porque son los más interesados en ver la exposición. Siempre hay un momento en el que parece que van a escurrirse por una de esas paredes inclinadas. Los niños saben en todo momento dónde estamos y de vez en cuando son ellos los que vienen a vernos para tranquilizarnos. Podríamos quejarnos de esta lenta procesión y del esfuerzo por tenerlo todo controlado, pero es posible que aquí haya una historia : Andrew Staton, el director de "Buscando a Nemo", tuvo la idea de su película después de dar un paseo con su hijo y descubrir que había estado más tiempo advirtiéndole de los peligros de su entorno que disfrutando de su compañía.  

viernes, 28 de marzo de 2014

A través del calendario




A través del calendario : En la esquina de una planta del inmenso edificio está la mercería. Nos cuesta encontrarla porque no aparece en las indicaciones, reservadas para la zona Gourmet o la lencería. Es una dependienta la que nos orienta, “justo al otro lado”, y por el tiempo que mantiene el índice levantado tengo la certeza de que hay que retroceder unas cuantas hojas de calendario.

Nos encontramos rodeados de botones, cintas, cremalleras, alfileres. Lucía y yo elegimos sin prisas lo que queremos porque aquí no corre igual el tiempo. Basta con fijarse en la diferencia entre dos botones para que el minutero se detenga y el iPhone entre en un desconocido periodo de hibernación.

Con esa misma tranquilidad, de paseo lunar, llegamos a la caja. Ahí están las dos ancianas que atienden la sección. Una envuelve en dos paquetes lo que nos llevamos. La otra le tiende el papel de celo que necesita para pegarlos. Por la mirada de las dos parece que, por unas cuantas monedas, nos lleváramos al futuro el remedio casero definitivo.

Y así salimos a la calle, con el material preciso que necesitábamos para la manualidad. La compra con la que hoy se justifica el edificio.

jueves, 27 de marzo de 2014

Contra el vaso de plástico




Contra el vaso de plástico : Son las cinco y media y la señora de la limpieza hace un rato que ha acabado con el baño. Lleno la taza con agua caliente y la agito hasta eliminar cualquier rastro de café seco en el fondo. Después la seco un buen rato con un trozo de papel. Abro un rato la ventana y dejo que entre el olor a césped. Froto hasta que quedo limpio.   

miércoles, 26 de marzo de 2014

Matemáticas de bolsillo




Matemáticas de bolsillo : Los deberes de matemáticas tienen dos problemas : uno de cálculo y otro de razonamiento. El primero apela a la matemática pura, mientras que el segundo desciende a la realidad y se ensucia en ella. Hoy, por ejemplo, tenemos que descubrir qué botella de aceite es la más barata de las tres que nos ofrecen utilizando como referencia el precio según distintas fracciones de cada una de ellas.

Siempre asocio las matemáticas a una pizarra repleta de fórmulas, con números apiñados como fieles en Semana Santa esperando la salida de una imagen. Un esfuerzo intelectual que al final destila una fórmula perfecta que acaba impresa en la camiseta de una japonesa que pasea por el Coliseo. No verás ninguna con una garrafa de aceite y, debajo, el lema : ésta era la más barata.

Les explico el proceso de cálculo a los mellizos y espero que lo entiendan, en ese esfuerzo semejante al del ascenso por la montaña rusa, hasta que reconozco ese brillo en los ojos del que ha llegado arriba y ya puede deslizarse.

También en la fotografía se pueden distinguir estas corrientes. La fotografía pura que se crea, como las de modelos de Helmut Newton. Y la que se obliga a trabajar con lo que tiene sin posibilidad de cambiarlo. Me gusta más esta segunda opción, sin dejar de disfrutar de la primera, porque es la que te mantiene abierto el día hasta el último momento, ofreciéndote, después de preparar la cena, un cuenco de agua y una varilla en el fregadero. El enfoque es el mismo. Se trata de comparar distintas opciones hasta dar con la que encaja y fijarla como el resultado de un problema.

martes, 25 de marzo de 2014

Espacio o tiempo




Espacio o tiempo : La dificultad de la relación con los hijos es una cuestión de física : la imposibilidad de coincidir en espacio y tiempo. Cuando se levantan, ya llevo casi dos horas despierto, y lo que para mí es una fotografía más para ellos es una intromisión en una zona reservada que me convierte en un paparazzi. Por la tarde son ellos los que me llevan esas dos horas de ventaja de descanso, obligándome a forzar el freno de las ruedas, como un tren que divisara a tres hombres atados a la vía, para acoplarme a ese ritmo mental capaz de absorber cualquier serie del canal Disney sin ninguna queja y ofrecer un imagen de padres con sus crías después de salir a cazar la comida del día.

Con los años, el problema ya no será de tiempo, que se irá armonizando, sino de espacio. Ya no estarán en el sofá después de cenar. Ya no levantarán la mano cuando trate de hacerles una fotografía en el desayuno después de remover la leche. 

lunes, 24 de marzo de 2014

Sé que se han divertido sin mí



Sé que se han divertido sin mí : En la bolsa de plástico que no tiene nada impreso se lee “han ido a los chinos al venir del colegio y se han liado un poco viendo cosas porque Lucía quería ese aparato que sirve para tensar las gomas, como en un lúdico ejercicio de la Inquisión, para mejorar las pulseras que está haciendo y subir así de nivel y ahí lo han encontrado mientras Daniel se dedicaba a recorrer todo el local según la creencia de que cada día esconde su tesoro y que el de hoy se encontraba, sin duda, por ahí, y que solo era cuestión de tiempo y de paciencia y de mirarlo todo como si realmente fuera sorprendente que hace millones de años en este planeta no hubiera vida y ahora puedas elegir entre varias fundas de distintos colores para tu iPhone, y así, lo que iba a ser un momento se ha alargado un poco y la merienda se ha retrasado hasta vestirse de cena anticipada, que es lo que han hecho, y por eso están los manteles con unos cuantos restos de migas y cuando preguntes que a qué hora quieren cenar te van a decir que tarde, muy tarde, como dentro de veinticuatro horas, y todos disimularán un poco porque lo de compartir pequeños secretos es divertido y une y puede que hasta sea ese tesoro que Daniel buscaba en la tienda y tú tendrás que hacer como que no sabes nada y decirle a Lucía que sus nuevas pulseras son muy bonitas y ofrecerle una tostada con dos huevos de codorniz cuando, media hora antes de irse a la cama, te diga que tiene hambre, el tipo de hambre exigente que pide algo salado en plato en vez de una solución dulce y rápida en una taza”

domingo, 23 de marzo de 2014

La portería equivocada



La portería equivocada : Antes de que el partido contra el Barça empiece, en el fondo sur del Bernabéu colocan dos porterías para que los porteros entrenen. No me gustan estas excepciones antes de un encuentro como éste. Si las apuestas dan como favorito al Madrid frente a un Barça en descomposición, conviene no alterar el escenario, no provocar al azar: la rutina es ese cauce seco por el que solo hay que dejar que avance el partido hasta llevarnos a la única desembocadura de la victoria. Pero salimos con esas dos porterías y cuando se llevan una de ellas no dejo de preguntarme si, como el tapón de los trileros, no es ésa la que lleva la gloria dentro. Durante un buen rato del partido mantengo los temores lejos, pero llegado el segundo tiempo, cuando se hace más necesario, esta portería mantiene fuera los balones del Madrid. Sólo acepta el de Ronaldo de penalti. La suerte ya estaba decidida antes de empezar a mover el balón.

sábado, 22 de marzo de 2014

Los parientes de culo rojo



Los parientes de culo rojo : Quince minutos antes de que cierren el zoo, Daniel y sus dos amigos recuerdan que no han visto a los mandriles de culo rojo. Suplican. Todo lo que han hecho hasta ahora no tendrá sentido si no pueden decir que han estado cerca de los mandriles. Mis piernas gritan que no, pero su promesa, diluida entre risas, es que después podremos marcharnos. Cedo antes de comprobar en el plano lo que sospecho: a los mandriles los han mandado al otro punto del zoo.

Cuando llegamos, nos reciben cientos de mandriles en esa especie de anfiteatro de cemento en el que se distribuyen. Parece que con cada animal que comprara el zoo les regalaran cincuenta mandriles. Lo que tenemos delante es un caos que me recuerda a esas exóticas sesiones parlamentarias de algún país lejano en el que todos discuten mientras en algunos grupos se lían a golpes. Los primeros balbuceos de la democracia. O los últimos, según el día que se tenga.

No tardo en descubrir que esa anarquía es contagiosa y que todos los que estamos mirándolos perdemos las formas rápidamente: señalamos, gritamos y lanzamos trozos de comida como si fuéramos pajes de una cabalgata. Todo el respeto que hemos tenido con los animales hasta ahora, todo nuestro trato académico se desvanece aquí. Abro la mochila y empiezo a repartir los restos de los bocadillos de la comida para compartirlos con los primates.

-¡El pollo hay que comérselo! – les grito a los tres amigos.

Y con la boca llena vamos tirando trozos de pan a los mandriles. Vemos cómo con cada uno de ellos se establecen nuevas alianzas, cómo se pelea, como se estimula el ingenio, cómo los más hábiles cuentan con ventaja. Estamos un buen rato pegados al borde. Nos olvidamos de la hora que es, del cansancio. Nos olvidamos hasta de que somos humanos y llega un momento en el que el esfuerzo que los mandriles hacen por parecerse a nosotros se encuentra con el que nosotros hacemos, sin coartarnos, por ser como ellos. Estamos en los dos lados a la vez. Seguimos lanzando comida para ayudarnos a nosotros mismos.

Es posible que éste sea el único sitio del zoo en el que los animales nos esperen para, sentados en sus escalones de cemento, poder observarnos y analizarnos. La idea no debe ser tan extraña cuando ya hay una zona del zoo, donde vivían las cabras, en la que va a levantarse un parque infantil. Para sacarle todo el partido, debería incluirse información que permita aprender más acerca de las crías del Homo sapiens.

Es cierto. No podíamos irnos sin ver a la familia.         

viernes, 21 de marzo de 2014

Ahora que los sellos son el mensaje




Ahora que los sellos son el mensaje : Entre las facturas habituales llega un sombre grande con varios sellos pegados. Pienso en un viaje tranquilo, con parada en algunos sitios interesantes, y en los matasellos como pruebas de paso de un particular Camino de Santiago que ha terminado en mis manos. Mi primer impulso es tirar la copia firmada que viene dentro y quedarme con ese sobre como recordatorio de esa época en la que el sello actuaba como filtro básico de lo que merecía la pena ser enviado. Guardo el contrato, que parece firmado con el pie, y rompo el sobre con los sellos porque de lo que se trata es de sobrevivir y ahora toca revisar la bandeja de entrada. 

jueves, 20 de marzo de 2014

Una fiesta no reconocida



Una fiesta no reconocida : Para ganarme los dos trozos de pan que me tomo para cenar, es posible que con haber trabajado hasta las once hubiera sido suficiente. Ya está, que me voy, hasta mañana. Y todo el día aprovechando que hoy empieza la primavera para ir descubriéndola por el centro de Madrid, atento, sin demasiada presión, a todo lo que se vaya presentando. Porque si hay un día que debería ser fiesta es éste y el que no se haya reconocido me provoca más rechazo hacia los oficiales: el Estado mira hacia donde no debe. Pero no apago el ordenador. Que no, que no me voy hasta mañana. Y sigo metiendo masas precocinadas de números en el horno del Excel para repartirlas después. Afuera, mientras, van pasando cosas. Y al llegar a casa veo los dos trozos de pan. Y lo que han dejado de la pizza que han cocinado en el horno de verdad. Cien por cien casera. Esta también me la he ganado, así que me la como de pie en la cocina atento a esa luz que se ha estropeado y que se enciende y se apaga. Una bombilla que iría bien en un faro.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Una palabra que hay que ganarse



Una palabra que hay que ganarse : Hasta ese momento, es un día más. Pero al abrir la puerta del cuarto del ascensor encuentro un carro grande junto a uno pequeño. Recuerdo entonces que es el día del padre. Sigo teniendo la impresión de que esa palabra le corresponde a mi padre y que conmigo deberían utilizar otra. La impresión de que cuando la pronuncian no va dirigida a mí. La impresión de que, en cierto modo, todavía no la merezco, que no me la he ganado. El ascensor llega a mi piso y al abrir la puerta de casa veo que hay una mesa ya puesta : un plato de jamón, otro de lomo, un cuenco de colines y una botella de 912 de altitud, crianza 2009. En la esquina de la mesa, una cartulina: ¡Feliz día del padre!

martes, 18 de marzo de 2014

No hay conexión o la señal es muy débil




No hay conexión o la señal es muy débil : En el garaje están los objetos a los que parece quedarles una última oportunidad de ser usados. Dos latas de aceite. Un neumático. Una escalera. Podrían haber dejado el patinete en la zona común o en el trastero. Aquí la señal con los niños que juegan en la calle es muy débil. Aquí no existe.  

lunes, 17 de marzo de 2014

Dosis de tres colores




Dosis de tres colores : Durante la guerra del Golfo, a los niños les repartían tres tubos con dosis de diferentes colores, dependiendo del tipo de ataque que pudieran recibir. Para ellos era un juego más y era habitual que se las clavaran en los muslos unos a otros. Cuando sonaba la alarma tenían que acudir a unas salas que tenían reservadas en los edificios alrededor del colegio, donde todo era una fiesta: parece que los únicos que perdían los nervios eran los profesores, que en vez de ayudar al que se ponía morado por no ponerse bien la máscara de gas, empezaban a gritar como el que más. Las que mejor mantenían la calma eran las profesoras.

-La pobre niña gesticulaba porque no podía respirar por la máscara y el profesor, en vez de ayudarla, la gritaba sin reaccionar, más asustado que ella, empeorándolo todo.

Escucho la historia antes de apagar el ordenador. Gracias a Sempé no me cuesta nada imaginar la escena y reírme como si la estuviera viendo.

Al llegar a casa, la calma de pies con calcetines en el sofá es mucho más profunda. 

domingo, 16 de marzo de 2014

El hombre sin domingos



El hombre sin domingos : El buen tiempo llena todas las mesas de la terraza y desborda al equipo del restaurante chino: antes de anotar la comanda, es el propio camarero el que sugiere que pidamos lo que la cocina ya tiene listo para ahorrar tiempo. Los platos, que tardan en llegar, se presentan desordenados. En una mesa que hay al lado, un hombre, delante de sus padres y su familia, anuncia que se marchan. Los que están con él se ponen de pie despacio, como si no fuera la primera vez que representan esa escena.Todos menos él parecen saber que es alrededor de esta espera donde se enrosca el domingo.

sábado, 15 de marzo de 2014

Un ajuste en la frecuencia



Un ajuste en la frecuencia : Últimamente no sabemos qué tiempo vamos a encontrarnos en la clase del sábado por la mañana, como si la primavera ya no se fuera a sintonizar bien en marzo y hubiera que buscarla en otra frecuencia. Una lluvia de octubre que obliga a anular la clase. Un viento de noviembre que nos hiela en el banco. Unas nubes de diciembre que empujan al sol a refugiarse en una esquina, en la que permanece inmóvil durante una hora. Esta mañana, con la perfección de la sombras sobre la pared, todo parece olvidado.

viernes, 14 de marzo de 2014

La frontera del estilo




La frontera del estilo : Daniel, a mi lado en la terraza, sigue leyendo un libro de la serie de Greg. Yo me habría levantado ya de mi silla, abandonando la lectura de “Todo lo que era sólido”, si no fuera porque sé que con mi gesto sostengo la concentración de Daniel. El libro de Muñoz Molina deja en la realidad que cuenta las marcas de unos dientes de leche. Incisivos, caninos, molares y premolares era lo que yo pretendía encontrar, pero su prosa, que admiro en sus artículos, no se acerca lo suficiente a lo que está contando. El estilo parece limitar aquello que puede contar. Del libro de Molina salto a otro de Pennac : “Mal de escuela”

“En mi familia, yo había visto, sobre todo, leer a los demás: mi padre fumando su pipa en el sillón, bajo el cono de luz de una lámpara, pasando distraídamente el anular por la impecable raya de sus cabellos y con un libro abierto sobre las piernas cruzadas; Bernard, en nuestra habitación, recostado, con las rodillas dobladas y la mano derecha sosteniendo la cabeza... Había bienestar en aquellas actitudes. En el fondo, fue la fisiología del lector lo que me impulsó a leer. Tal vez al comienzo solo leí para reproducir aquellas posturas y explorar otras.”

Me quedo sentado hasta que Daniel se cansa de leer y me pregunta si puede hacer una figura de plastilina. 

jueves, 13 de marzo de 2014

Una montaña de zanahorias



Una montaña de zanahorias : Los libros que se van acumulando en la mesilla de noche son los más urgentes. En un momento de iluminación decido que ha llegado el momento de leer uno y lo saco de la biblioteca. Tal vez sea el propio libro el que lo decide. No importa. Lo llevo a la mesilla, el altar doméstico de la lectura, y ahí lo dejo. Los libros se van apilando como los platos en una cocina. Ese montón de hojas exige un tiempo que no tengo y que no tendré, por lo que debería devolverlos a su sitio original. Si los sigo trayendo es porque pienso que podría convertirme en el primer sonámbulo lector, que en vez de pasear dormido por los pasillos de la casa, lo haga por los párrafos de un libro. Hay que probarlo. También hay otra razón : son lo primero que veo al despertarme, como la zanahoria que se le ofrece al animal para que se ponga en marcha.

miércoles, 12 de marzo de 2014

El sustituto del profesor de cono



El sustituto del profesor de cono : Pero entonces el héroe se saca una piña del sobaco. Y este giro de la historia, este inesperado giro de la historia, se produce gracias a la baja del profesor de cono, que es sustituido por el de gimnasia, que debe entrar en clase con la única norma de devolver al final de la hora la misma cantidad de seres vivos que le son entregados, por lo que, salvo lo que amenace esa orden, todo está permitido. Empezar un cómic, por ejemplo. Las aventuras de un superhéroe que desarrollan cuatro cabezas y dos manos. Una historia que sigue creciendo cuando llego a la cafetería y Daniel está inspirado, lápiz en mano. Lucía hace los deberes de matemáticas. Leo lo que han escrito y me gusta porque la historia es totalmente absurda, justo lo que necesito después de pasarme un día preparando información para los auditores. El héroe, efectivamente, se saca una piña del sobaco. Daniel ya está con la siguiente escena y no puedo esperar. Me marcho a por dos pequeñas palmeras y un cortado para darle espacio al dibujante. ¿Quién ha dicho que los profesores de gimnasia no son útiles?

martes, 11 de marzo de 2014

Escaleras abajo




Escaleras abajo : Creo que Daniel se está tomando demasiado en serio lo de escribir cada día, como obligado porque el libro que usa lleve escrita la palabra diario en la portada. Para que no trate de abarcarlo todo le explico cuando se acuesta que basta con fijarse en lo que le haya gustado más de cada día. Una sola cosa. Y que trate de descubrir lo que la hacía realmente especial. Un detalle del que la memoria pueda tirar dentro de unos años.

Sabes que das con ese detalle porque la escritura se acelera como cuando bajas por una escalera rápidamente. La misma que subirás dentro de unos años con algo valioso en los bolsillos.

lunes, 10 de marzo de 2014

Pla en el congelador



Pla en el congelador : Rebusco entre los paquetes del congelador con esa seguridad algo inestable con la que trato de dar con un libro. Sé que está por ahí, pero no sé dónde. Rabas que no son rabas. Croquetas caseras que no son croquetas caseras. Pizzas que no son pizzas. El mundo de los congelados es la historia de una mentira cómoda que nos creemos porque nos salva muchas cenas. No tarda en saltar la alarma del congelador. Sigo apartando botes de sopa, paquetes de papel de plata con pollo, trozos de pan en bolsas. Me sorprende lo que va apareciendo por las fechas escritas en las etiquetas. Voy regresando al pasado capa a capa y me doy cuenta de que en esas profundidades, de las que parece no responder ya la memoria, puede aparecer algo comprometedor. El cine nos ha enseñado que nuestro secreto más oscuro es el que se encuentra al fondo del congelador. Pero es entonces cuando doy, por fin, con lo que buscaba : el paquete de habas congeladas. Caliento el aceite y echo las habas. No sé si para comérmelas o para seguir así con la lectura del capítulo que Josep Pla les dedica en “Lo que hemos comido” y que empecé ayer. Las remuevo y me fijo en ellas como el que pasa las hojas de un libro.

domingo, 9 de marzo de 2014

Lector de lectores



Lector de lectores : Delante de mí, en un vagón casi vacío, una mujer lee un libro de Ken Follet. En el metro hay que sentarse enfrente de quien tiene un libro de papel en las manos porque da información. Qué lee, por dónde va, a qué ritmo pasa las páginas. Uno electrónico no lo permite: su lectura permanece hermética a los demás, impidiendo el ejercicio de leer a quien lee y robándome así la oportunidad, con la que siempre cuento, de presenciar el gesto, al levantar la cabeza, del que ha leído la última frase de “Una caja de cerillas”. No me gusta Ken Follet, pero no me arrepiento de estar ahí sentado, alcanzado por la concentración de la lectura.

sábado, 8 de marzo de 2014

Una prohibición medio vacía o medio llena



Una prohibición medio vacía o medio llena : Antes de comer, la señal de prohibición parece emerger entre las hojas. Después del Luis Cañas Crianza 2010 - 95% Tempranillo, 5% Garnacha, Edad media del viñedo 30 años, Selección de Racimos en Mesa, 12 meses en barrica (60% roble francés, 40% roble americano) - y de la charla, y del sol que entra en la sala acristalada, y de las gyozas, y la cesta con distintos tipos de pan, y de la carne con curry, y de más charla, y de unas fotos al corcho en blanco y negro, en color, y de las fajitas, después de todo eso, son las hojas las que parecen cubrir la señal de prohibición.

viernes, 7 de marzo de 2014

El cebo rojo



El cebo rojo : Suben las escaleras y se asoman para disfrutar de lo que trae el viernes : el recuerdo de lo que es la  altura y la gravedad. Cada uno decide cómo experimentarlo. Uno de los tres se quita su jersey rojo y lo cuelga un rato, como un cebo. Unos segundos. Después, satisfechos, los tres siguen corriendo hacia la entrada del cine.

jueves, 6 de marzo de 2014

A este lado de la muralla



A este lado de la muralla : Uno de los dos árboles que se encuentran a la entrada del barrio está cubierto de flores blancas, como si la primavera hubiera decidido anticiparse en él. El que está a su lado sigue desnudo. Los dos están junto a una carretera. No me parece el mejor sitio para él y si me preguntaran sugeriría que lo arrancaran y lo plantaran en alguna plaza para disfrutarlo. Hay que adaptarse a la sutileza con la que se va presentando la primavera en algunos sitios mientras evita otros a los que no se asomará. Pero por este lado de la muralla somos más de verano: rotundo como un par de palmadas en la espalda, dispuestos a abrirle nuestras piscinas en cuanto lo pida.

miércoles, 5 de marzo de 2014

De espaldas al Rubicón



De espaldas al Rubicón : Hay un grupo de fanáticos que antes de que abran el gimnasio ya están en las cintas corriendo. El entrenador me los señala como si hubiera intentado comprender lo que les pasa por la cabeza y hubiera desistido. Un día tendremos que ponernos a escribir ya la serie sobre todos los habituales porque tenemos suficiente material. Utilizaremos las enseñanzas de “Breaking Bad”, de “Mad Men”, de “Treme”, de “Boardwalk Empire”. Todas las series de las que el entrenador y yo hablamos cuando llego. Porque yo también tendré que aparecer en esa serie representando al que madruga pero luego se detiene para hacer una fotografía o para dejar pasar el tiempo elogiando “True Detective” mientras los de la cinta deben andar ya cruzando el Rubicón.

martes, 4 de marzo de 2014

El paraguas que te mantiene los pies secos



El paraguas que te mantiene los pies secos : Compramos una mesa alargada para el dormitorio que me sirviera para escribir. Tengo que hacer un trabajo sobre inventos que se puedan mejorar. La idea era buena porque podía utilizada pegada a la pared o, girada sobre sí misma, sentado en la cama. Voy a ponerle una hélice a un paraguas. Pero las ideas tan buenas suelen ser las más frágiles cuando las pones en marcha: solo he usado la mesa un par de veces. ¿Cuándo se inventó el paraguas?. La cortesía del que prueba un plato. ¿Me ayudas con el título en inglés?. Sigo usando la del salón, rodeado de sonidos e interrupciones. Umbrella, con dos eles. No garantiza la calidad, pero supone un filtro: el de aquellas ideas que justifican el esfuerzo de hacerse un hueco entre el ritmo de la casa. Tendrá un motor arriba con una hélice para saltar los charcos. En la mesa alargada dejamos la ropa lista para planchar que llena la habitación con ese leve olor que siempre asociaré al orden.

lunes, 3 de marzo de 2014

La vista desde lo alto



La vista desde lo alto : En una tienda china las monedas valen el doble, por eso es bueno recorrer sus pasillos con las manos en los bolsillos, sintiéndote dueño de todo lo que ves porque, si quisieras, podrías comprarlo. Algo parecido a lo que se debe experimentar en esos sótanos del poder instalados en los áticos de los rascacielos donde deciden el precio de la electricidad, el de la gasolina, la retribución de tus ahorros o lo que van a descontarte de la nómina. Desde ahí arriba nos deben ver como mascotas recorriendo los pasillos de una tienda china. Es cierto que algo perdidos sí que estamos, pero es que nos gusta mirar todas estas cosas (Destornilladores, cables de la televisión, fundas para móviles, cuadernos cuadriculados) que es una lástima que no necesitemos ahora. Cuando nos cansamos, vamos decididos a por aquello a lo que Daniel y yo hemos venido: dos bolsas con gomas de colores para hacer pulseras. Le entregamos a la chica del mostrador un euro por cada una. Ella empuja las monedas con la mano derecha hacia la mano izquierda, que las espera en el borde.

domingo, 2 de marzo de 2014

Una charla pendiente



Una charla pendiente : Empezamos el recorrido por El Rastro en la plaza de Cascorro. Pensaba que les gustaría más: relojes en blanco y negro colgando de largas cadenas, juegos de madera, cabezas luciendo pañuelos de colores, camisetas de Eddie, anillos, coches de lata. Al poco de llegar veo que son los mellizos los que nos siguen, lo que es mala señal. Tal vez es que todavía sea pronto o que ya sea tarde para aficionarse al Rastro. Igual es que no se trata del día indicado. O que yo me empeño en ver algo que ya no existe. No insisto con lo que queda: la gran cuesta hacia la plaza en la que se cambian cromos y juegos para la Play. Tampoco yo recuerdo cuándo me aficioné a venir. Una de las charlas que quedaron pendientes fue sobre todas esas cosas que también mi padre intentó con nosotros sin mucho éxito.

sábado, 1 de marzo de 2014

La lluvia que te espera




La lluvia que te espera : La lluvia que te ignora. La lluvia que cae con más fuerza en otra esquina. Y también la lluvia que te espera cubriendo el coche para darle sentido a unas formas en la que antes no me había fijado. Es necesario que sea sábado, que volvamos de comer y que no tengamos mucha prisa. Así, cuando menos preocupados estamos, más fácil resulta darse cuenta de cosas así. Este estado que a veces trato de provocar acumulando fotografías.